Aquí se encuentran trazos realizados por Víctimas del conflicto armado, que a pesar de sus desgracias, han podido redignificar sus vidas y aportar con ello a la construcción de la paz y la reconciliación. Producto de memoria histórica realizado por el Grupo de Atención a Víctimas del conflicto armado, de la alcaldía de Santiago de Cali.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
Astillas de Chonta: un desplazamiento con sabor a currulao
Linda Caldas, es una joven actriz y cantante que ha superado su situación de desplazamiento, debutó en agosto de 2014, con su obra musical ‘Astillas de Chonta: un desplazamiento con sabor a currualo’. “Linda Caldas es una joven ejemplo de superación, nacida en el Charco- Nariño, que llegó en situación de desplazamiento a Santiago de Cali en 2003 y que desde entonces ha luchado por superar este flagelo, cambiando su dolor de la violencia, por una mentalidad de esperanza y de sueños, que se ha propuesto a salir adelante para aportar su talento como cantante y actriz a la ciudad”, dijo Felipe Montoya, asesor de Paz.
martes, 3 de junio de 2014
Tres jóvenes facilitadores de paz del Isaías Duarte Cancino narran sus historias
Tres estudiantes del grado noveno de la Institución Educativa Isaías Duarte Cancino ratificaron unánimes que gracias a la capacitación como ‘Facilitadores de Paz’ que viene realizando la Asesoría de Paz desde hace dos meses, sus vidas han cambiado y han entendido que la mejor manera de solucionar los conflictos es a través del diálogo y la reconciliación.
Esta capacitación es desarrollada por la Asesoría de Paz Municipal, en cabeza de Felipe Montoya, con la articulación del centro educativo.
A continuación se presenta las historias de vida y su transformación.
“Antes era agresiva, ahora uso el diálogo”: Angie
Angie es una joven de 17 años que nació en Buenaventura y desde hace 11 años llegó con su madre a Santiago de Cali, por causa del conflicto armado, luego de que mataran a su tío.
“Yo tenía 6 años y vi cuando mataron a mi tío, llegaron dos hombres encapuchados y lo llamaron por su nombre, y cuando él miró, de una lo abalearon. Recuerdo que él nos estaba ayudando a construir una casita de madera, mi mamá había trabajado para comprarse la tierra y los materiales. Ella y yo vimos cuando lo mataron, nos quedamos calladas y salimos cuando ya se habían ido los hombres, desde ese momento, dejamos tirado nuestra casa y nos venimos huyendo a Cali”.
Al recordar los hechos, Angie se le aguaron los ojos, y lloró al hacer su relato.
“Hemos pasado situaciones muy difíciles, recuerdo que cuando salimos huyendo, por un buen tiempo, me tocó dormir en unas tablas y mis cobijas eran unas bolsas plásticas que mi mamá conseguía. Ser desplazado es horrible, dejar todo atrás y llegar a un nuevo lugar, donde la gente te cuestiona, te mira diferente, eso no quisiera que lo viviera ningún niño más en Colombia”.
En medio de su relato, Angie hizo un paréntesis y dijo: “Sí me le quiero medir a la paz, a pesar de que por culpa de esos hombres, que no sabemos si eran paramilitares o guerrilleros, mi mamá y yo hemos pasado por situaciones muy difíciles, he decidido perdonarlos porque no quiero más odio y así poder regresar a mi ciudad y ver de nuevo a mi familia, porque sí vamos en estos momentos nos matan”.
“También recuerdo –agregó en medio de sollozos- que en otra ocasión vivíamos aquí en Cali en una invasión, en un ranchito y mi mamá se iba a trabajar y me dejaba sola y se me prendió el rancho, los vecinos me ayudaron, casi me quemó, estaba muy pequeña”.
Angie es hija única y pese a que es menor de edad, los fines de semana y en vacaciones escolares trabaja como ayudante de peluquería en el sur de la capital vallecaucana para sostenerse ella y su mamá, quien actualmente no tiene trabajo.
“Me gano $30.000 el día que trabajo, y aunque no aprendí en una academia, lo hice viendo, si pudiera y tuviera el dinero estudiaba, porque mi mayor sueño es estudiar criminalística”.
Angie y su madre ya tienen casa propia en Llano Verde, a través del subsidio que entregó el Gobierno. “Desde octubre de 2013, estamos viviendo acá y mi vida ha cambiado; desde 2014 estudió en un colegio bonito, en el Isaías Duarte Cancino, el Gobierno Municipal también nos puso bus, para ir y venir a estudiar”.
La joven destacó que “en el colegio aprendo sobre las materias, pero a ser mejor persona lo he logrado con las capacitaciones como Facilitadores de Paz, antes era agresiva, me decían cualquier cosa y de inmediato agredía a la gente, la insultaba, ahora después de dos meses de recibir estas clases he sentido un cambio en mí y ya no soy la de antes. Si me dicen algo reflexiono y si no me gusta dialogo sin ningún tipo de agresión, por eso de los temas que más me han tocado es la forma de solucionar pacíficamente los conflictos”.
Ella asegura: “Estoy practicando lo aprendido y si veo que otros compañeros están peleando, les hablo de la importancia del diálogo y la paz”.
“Nunca he sido agresiva, y con las capacitaciones me he reafirmado”: Carolina
Carolina es una joven del grado noveno que también está siendo capacitada como Facilitadora de Paz. También vive en Llano Verde y aunque no ha pasado por la situaciones difíciles de Angie le apuesta a la paz y a la resolución pacífica de los conflictos.
“Nunca he sido agresiva o violenta y con estas capacitaciones he reafirmado lo que pienso, que la mejor salida es el diálogo, la paz y la reconciliación, por eso estoy convencida de que la mejor manera de buscar la paz en Colombia es a través del dialogo y no la violencia y cuando hay voluntad y confianza se puede hacer”, expresó Carolina.
Afirma que “mi compromiso al graduarme como facilitadora de paz es nunca llegar a ser violenta, siempre dialogar y ayudar a las otras personas para que solucionen pacíficamente sus conflictos y sobre todo para que dialoguen bastante y se puedan poner de acuerdo”.
Mientras Carolina hablaba de la paz, sus ojos se iluminaban con un destello de esperanza. “Mi sueño es que la paz se dé en las familias, en el colegio, en el barrio, en Colombia y también ser una periodista”.
“Me daba rabia cualquier cosa, ahora pienso bien antes de actuar”: Daniel
Daniel es un joven de 15 años que también es capacitado como Facilitador de Paz y vive en Llano Verde.
“Soy el antepenúltimo de 5 hermanos, mi mamá y mis hermanos nos venimos huyendo del Putumayo, desplazados por la violencia y eso me marcó mucho, al llegar a Cali tenía 8 años, es una experiencia muy mala, por eso creo que lo mejor es la paz y el diálogo”.
Continuó su relato: “Me duele mucho haber dejado mi familia y no poder regresar a visitarlos por temor a que nos maten, pero creo que dialogando se pueden arreglar las cosas”.
Daniel resaltó: “En las capacitaciones como facilitadores de paz hemos aprendido a no estar peleando por cualquier motivo, a dialogar con la persona para estar de acuerdo, yo siento que he cambiado; antes peleaba por cualquier cosa, me daba rabia muy rápido, ahora pienso antes de enojarme, he evitado muchos problemas con la gente, el tema que más me ha tocado es la convivencia porque he aprendido a respetar a la gente”.
El joven concluyó: “Definitivamente quiero ser abogado para defender del abuso a los más necesitados”.
/Sandra Velásquez Cardona. comunicadesepaz@cali.gov.co
lunes, 19 de mayo de 2014
“CUANDO UNO QUIERE, MUEVE LO QUE SEA”
Jeremías Manso había vivido toda su vida dedicado al campo y a las minas en Quinchia, Risaralda. Hace 8 años llegó a Cali con su esposa y sus dos hijos, sin recursos, sin empleo, pero con ganas de vivir.
“Trabajaba
en cultivos de café, yuca, plátano,
maíz…
Desde
que tengo uso de razón trabajé en el campo. Después en las minas de oro.
Estudié hasta 5 de primaria, no hubo más opción de estudio por que uno vivía en
el campo.”
“Fue muy duro por que cuando llegue a Cali, me tocó reciclar. A diario cuando más recogía, era $10.000 y cuando menos $3.000.
Con
eso había que pagar la pieza y la comida.
En el
centro me ayudaron en una cristalería, me regalaban el cartón y empecé a ganar
más.”
“Yo
soy de una iglesia y les dije a unos muchachos que por que no pensábamos en un
negocio.
Con
ellos conseguimos de a $200.000 cada uno y empezamos a hacer arepas con
queso, pero con los muchachos no resultó
por que dejaban quemar el maíz, no funcionó.”
“Hace
5 años empecé a vender arepas, tengo 6 personas que están en el negocio. Nos
empleamos la familia.”
“Hay
que ser correcto en las cosas, las bendiciones llegan. En mi negocio he tenido
perdidas, pero prefiero que otro me quite y no quitarle a otros. Que la
sociedad no les cierre las puertas, sino que antes se las abran a uno.
miércoles, 19 de marzo de 2014
Estefany y El Calimeño.
Palabras de
dos niños del hogar de paso, lugar donde se alberga a la población víctima del
conflicto armado, que no tiene familia o conocidos en Santiago de Cali.
“Yo me llamo
Bryan Steven, vengo de Tumaco-Nariño.
Estaba en tercero de primaria.”
“Llegue con
mi padrastro, mi mamá y mi hermanita que tiene cuatro meses.”
“Yo me llamo
Estefanía, vengo de La Cruz - Nariño. Estaba en segundo de bachillerato.”
“Llegué con
mis dos papis y mis dos hermanos.”
“Yo quiero
ser actriz. Me gusta por las actrices de televisión. Me gusta una actriz que
hacía el papel de la hipocondriaca, yo no sé como se llama ella.”
“Me gusta la
música vallenata y el
inglés. Yo tenía una profesora y le preguntaba siempre que significa… por
ejemplo una silla.”
“Entrenaba
fútbol en la mañana, hasta las 11 de la mañana. En la noche me ponía a cantar.”
“En Tumaco me dicen El
Calimeño. Yo canto Reguettón.”
TEMA
MÚSICAL: BIEN CHÉVERE
“Bien
chévere andamos mangando muchas mujeres. Soy Colombiano, el Calimeño, el cien
por ciento, el Esteven tumaqueño… El tumaqueño…
Berry berry, ando con
mi blackberry… ese es Calimeño.”
jueves, 6 de febrero de 2014
"“Mientras haya vida, tenemos que seguir luchando… todos tenemos que batallar de una u otra manera, como sea que nos toque vivir. "
Linda Caldas llegó en el año 2003 con su hermano mayor a Yumbo. Vivía en su pueblo natal, El Charco Nariño, lugar de donde fue desplazada a causa del conflicto armado interno. Meses después llegaron sus padres.
“A mi me
daba mucha tristeza, tener que cambiar muchas cosas, como el colegio, no me
pude despedir de nadie.”
“La
educación ayuda mucho, yo estoy muy agradecida por eso, por el estudio.
Nos dimos
cuenta que con nuestro talento podíamos sostener la casa y nos dedicamos a
eso.”
jueves, 16 de enero de 2014
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